De pronto, supe que podía besar su cuello o la comisura de sus labios, con absoluta impunidad. Supe que me dejaría hacerlo, y hasta que cerraría los ojos, como enseña Hollywood.
domingo, 31 de octubre de 2010
Las cosas claras
Y si te rechazo no es que no me gustes, es que te quiero demasiado.
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